Nuevas perpectivas sobre viejos asuntos
“Muchos piensan y creen que este instrumento se incorporó al tango en las últimas décadas, o sea, no hace muchos años. Esta afirmación es equivocada: se ignora que la batería integraba las primeras orquestas dentro de sus primeras grabaciones, y fui yo, en distintos momentos, integrante de dichos conjuntos”.
Así comenzó su exposición sobre la batería en el tango el maestro Jose Alberto Corriale, ante los miembros de la Academia Argentina del Tango, en el plenario del año 1995.
Corriale se refería, fundamentalmente, a la presencia de la batería desde la obra de Piazzolla en adelante, una obra que penetró en el gusto de una juventud que, justamente, no había vivido las etapas fundacionales de las orquestas constitutídas del tango, y que quizás entendía a la batería como un aporte moderno dentro del género. Sin embargo, tal como informa Corriale, las orquestas de Lomuto, Canaro y Fresedo ya empleaban batería dentro de sus formaciones, aunque podríamos sumar las agrupaciones de los hermanos Malerba, Enrique Delfino, Luis Petrucelli y Ricardo Brignolo.
La batería no solo oficiaba de sostén rítmico de la banda (muchas veces reemplazando al contrabajo, según presupuesto), sino que también brindaba la posibilidad de acentuar las características de otros géneros, como el pasodoble, el fox-trot, el vals y toda danza de moda, afirmando de esta manera la condición popular de las orquestas, pues si bien en el ambito tanguero solo se tocaba tango, las agrupaciones solían presentarse en fiestas y eventos públicos y privados que demandaban un repertorio mas amplio y versátil.
En tanto instrumento de multipercusión, la batería comienza a masificarse hacia el final de la década de 1910. En nuestro país encontramos las primeras publicidades de las baterías Ludwig en 1927, importadas por la mítica Casa America, y no tardó mucho en integrarse a las diversas agrupaciones de música popular. ¿El motivo?, la percusión ya formaba parte de la "orquesta criolla", al menos desde fines del siglo XIX.
Si bien no es facil encontrar registros fonográficos en los cuales se encuentre presente la batería, contamos con ciertos trabajos de los inicios de Fresedo en los cuales pueden apreciarse platillos, tambores o idiófonos, como woodblocks o temple blocks. Asimismo, y ya dentro de la percusión sinfónica, Fresedo introdujo vibrafonos o glockenspiels, siempre mediante arreglos musicales sutiles o cosméticos.
No obstante la percusión en el tango cobrará real protagonismo con Mariano Mores y sus diversas orquestas. Quizás sus grabaciones mas significativas, en terminos percusivos, sean las del “Sexteto Rítmico Moderno” y la “Orquesta Lírica Popular”, aunque la batería formó parte de la mayoría de sus agrupaciones y también grabaciones, con mayor o menor presencia según el caso. Mores tenía la firme intención de ampliar los parametros tímbricos del el tango, por lo que introdujo instrumentos que al momento no formaban parte de las agrupaciones del género, entre los que se encontraban batería, platillos, cajitas chinas, temple blocks, güiro, vibráfono, glockenspiel y, en algunos casos, bongó o tumbadoras. Estas grabaciones constituyen el ABC de cualquier baterista interesado en el tópico.
En la década del 20, la fabrica de baterías Ludwig lanza al mercado tres modelos: la "Ludwig Professional Outfit Nº1" (un modelo orientado a profesionales de "primer nivel"), la "Ludwig Professional Outfit Nº2" (orientado al sesionista o baterista laburante) y la "Ludwig Tango Outfit" (para orquestas pequeñas). No obstante uno podía comprar el "Tango snare drum" o el "Tango bass drum" independientemente. Esto marca no solo la presencia mundial y la influencia del tango en aquellos años, sino también la asociación existente entre el 2x4 y la batería.
Imagen: Ludwig Tango Outfit, 1923.
Si bien Luis Adolfo Sierra, en su volumen sobre la orquesta típica, explica la ausencia de la bateria en el tango a partir de considerarla demasiado "estridente", expone un listado de los bateristas del tango a la fecha (1976), como Arturo Bernardo, Desio Salvador Cilotta, Jose Alberto Corriale, Manuel Dopazo, Angel Ferlaute, Raul Fresedo, Romualdo Lomoro, Domingo Martino, Mario Melfi, Salvador Molé, Juan Carlos Moyano, Samuel Monblat, Salomon Nisguritz, Fortunato Pugliano, Gerardo Rosa y Miguel Tanga –aunque no nombra a músicos de otros instrumentos tocando la batería, asunto muy común en los primeros años, reservando la batería solo para algunas piezas.
En la actualidad, los referentes de la batería en el genero son Enrique "Zurdo" Roizner y, por supuesto, Jose Alberto Corriale. Sin embargo la batería o la percusión no representó un elemento constitutivo.
Existen registros que permiten afirmar la presencia de instrumentos de percusión en el tango criollo, tanto en los bailes de las carpas de Retiro como en las bandas institucionales/municipales o murgas de fines del XIX, estas costumbres musicales representan el antecedente mas firme de la batería en el tango en el XX, antecedente que indudablemente los músicos del momento conocían. Pero entonces ... ¿qué ocurrió?
Una respuesta tentativa podría ser que dentro de la búsqueda de la identidad nacional y de acuerdo al paradigma que nos consagraba como sociedad blanco-europea, difuminando todo rasgo cultural africano, indígena o que no diera con el pantone deseado. El furor del tango despertado a principios del siglo XX ya no contaba con percusión alguna, de esta manera se estableció que los instrumentos del tango serían los de la orquesta típica –básicamente un sexteto de cámara–, posteriormente también validaron origenes basados en el piano (o arpa), flauta y violín –una formación que existió concretamente, aunque dista de ser la única. Después de todo, las primeras grabaciones del tango fueron realizadas por bandas de viento, tanto de instituciones policiales como privadas. Sociedades musicales que, por supuesto, contaban con percusión ó "batería", tal como se conoce en el ámbito militar.